lunes, 11 de febrero de 2013

COSAS DE LA FARANDULA

11 de febrero de 2013

El sociólogo Cholo Brenes, con la franqueza que le caracteriza, ha venido denunciando el giro que se le ha dado a la Asociación de Cronistas de Arte, entidad actualmente secuestrada por una empresa unipersonal, que ha convertido la misma en una especie de franquicia, desde la cual se premia y se castiga a los artistas, dependiendo de si están o no alineados en torno a ciertos intereses.

Es ético y correcto que el presidente de Acroarte sea el relacionador público de Roberto Angel Salcedo y su programa, y que desde su posición maniobre para favorecerlo, cosa que todo el que está en el medio conoce, sin que nadie se atreva a encararlo y denunciarlo?


Es justo y correcto que la esposa del presidente de Acroarte sea la que maneje las relaciones públicas de un cartel de nominados al premio Soberano, sin que esto de alguna manera se vea como parte de las actividades encubiertas de quien maneja la franquicia de Acroarte?


Como es posible que el presidente de Acroarte sea  quien maneje a través de un testaferro cercano las relaciones públicas de La Materialista, y que sin guardar siquiera las apariencias se dedique de manera vehemente a proponerla como nominada en las dos últimas premiaciones,  apelando el año pasado a la sujestividad de que era la única mujer en el renglón urbano?


Puede alguien con ese manejo estar al frente de una asociación y de un premio, digno de mejor suerte, que por demás, aún no ha salido de la peor crisis que ha experimentado en toda su historia?. Pueden los artistas y el pueblo confiar en alguien así?


Definitivamente Máximo Jiménez es lo peor que ha pasado por la presidencia de Acroarte, caracterizado por un mandato lleno de máculas y grandes sombras dignas de figurar en el libro que se está escribiendo, y donde se revelarán aspectos nunca vistos ni oidos. 

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